Intervención en las escaleras principales del edificio de la Casa de México en España, conformada por un conjunto de esculturas de piedra, madera y cobre que articulan arquitecturas y generan recorridos que buscan capturar la esencia del agua. Pretende expandir nuestra relación perceptual con aquel elemento primordial que trasciende su expresión inefable a través de sus reflejos y ecos a aquella memoria que hoy se siente disuelta.
La intervención invita a contemplar el agua no solo como un recurso físico, sino también como portador de memorias y emociones. En un mundo donde la conexión con la naturaleza a menudo se siente disuelta, estas esculturas actúan como recordatorios tangibles de nuestra relación con el agua.
La obra busca disolver las barreras entre lo cotidiano y lo trascendental.
Se convierte en un puente entre la vida diaria y la esencia intangible del agua, desafiando a nuestra memoria a reconectar con la importancia vital de este elemento en nuestra existencia.
La intervención no solo es una manifestación artística, sino también una oportunidad para revitalizar nuestra percepción del agua y su significado arraigado en la memoria colectiva.